Últimamente no hago nada.
Ni pienso, ni existo.
Ni creo, ya ni desvarió.
Quizás es esta sociedad
que nos obliga a no pensar.
Solo a dormitar nuestras mentes.
Será esta sociedad sumida en lo banal,
en lo superfluo, en lo intrascendental.
Solo me preocupo de cifras...
Cifras en mi nómina.
En caso de rebelarme que sea solo
ante un cambio de esto.
Nos reíamos cuando leíamos 1984,
pensando que nunca viviríamos ese tal Gran Hermano.
Pero, no hay mucha diferencia entre
aquella dictadura utópica y nuestra "democracia".
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